En un mundo donde los recursos son cada vez más escasos y la presión ambiental aumenta, la economía circular emerge como un modelo revolucionario que promete proteger y contribuir al planeta, y redefine cómo las empresas pueden prosperar en él.
Según el Parlamento Europeo, la economía circular es un modelo de producción y consumo que implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible para crear valor añadido. Así, estaremos contribuyendo a la extensión del ciclo de vida de los productos.
La economía circular está ocupando el lugar del modelo económico lineal, basado éste último, en el concepto de “usar y tirar”, lo cual supone grandes cantidades de materiales y energía baratos y de fácil acceso. Por lo que, la economía circular se presenta como un sistema de aprovechamiento de recursos, que plantea el uso de las materias primas con más eficiencia y la reducción de residuos, apostando por la reutilización de aquellos elementos que, por sus propiedades inherentes, no pueden volver al medio ambiente.
Esto supone reducir al mínimo los residuos. Cuando un producto llega al ciclo último de su vida, sus materiales se mantienen dentro de la economía siempre que el reciclaje lo permita. La idea es que estos residuos sean productivamente utilizados una y otra vez, creando valor adicional.